SED SANTOS PORQUE YO SOY SANTO
Es el Señor quien habla de esta manera. Sea cual fuere nuestro estado de vida o el hábito que llevemos, cada uno de nosotros tiene que ser el santo de Dios.
¿ Quién es, pues, «más santo ? Quien más ama, quien contempla más a Dios y satisface más plenamente las exigencias de la mirada divina. ¿Cómo satisfacer las exigencias de la mirada de Dios? Permaneciendo sencilla y amorosamente en su presencia para que pueda reflejar en nosotros su propia imagen como se refleja el sol en un limpio cristal.
La perfección más elevada en esta vida consiste en permanecer de tal modo unido a Dios, que el alma con todas sus facultades y potencias se halle recogida en El y todos los afectos humanos, unidos en el gozo en del amor, encuentren solamente reposo en la posesión del Creador.
Dios es la forma del alma y Dios debe imprimirse en ella como el sello en la cera, como la etiqueta en su objeto. Esto se realizará en toda su plenitud cuando el entendimiento esté completamente iluminado por el conocimiento de Dios, cuando la voluntad se halle encadenada al amor del soberano Bien, cuando la memoria se encuentre plenamente absorta en la contemplación y gozo de la felicidad eterna . Como los bienaventurados consiste en la perfección perfecta de ese estado, es evidente que la posesión inicial de semejantes bienes constituye la perfección en esta vida.
Para lograr este ideal es necesario permanecer recogida dentro de sí, en silencio y en presencia de Dios, mientras que el alma se abisma, se dilata, se inflama y se funde en El con una plenitud sin limitaciones.
(Isabel de la Trinidad)
HERMANAS CARMELITAS