Editorial

19 de marzo: Solemnidad de San José.

En el corazón de la Cuaresma, la Iglesia celebra la solemnidad de San José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Esta figura, tan cercana al misterio de la Redención, nos invita a contemplar su admirable santidad y a descubrir en él un modelo de fe, esperanza y amor.

San José en la historia de la salvación:

Más allá de su silencio en los Evangelios, San José se revela como un protagonista esencial en el plan de Dios. Su “sí” confiado a la voluntad divina permitió que el Verbo se encarnara en el seno de María, dando inicio a la historia de la salvación.

San José, custodio del Redentor, ejerció su paternidad con amor y entrega, protegiendo a Jesús y María en su huida a Egipto, educando al Niño en el camino de la fe y la sabiduría, y guiando a la Sagrada Familia en Nazaret.

San José en la historia de la Iglesia:

Desde los primeros siglos, la Iglesia ha venerado a San José como un modelo de santidad y protector de la familia. El Papa Pío IX lo declaró patrono de la Iglesia universal en 1870, y San Juan Pablo II lo exaltó como “custodio del Redentor” en su encíclica “Redemptoris Custos”.

Tres virtudes de San José:

Fe: San José creyó en la palabra del ángel y acogió el misterio de la Encarnación, a pesar de las dificultades y la incomprensión. Su fe se tradujo en una obediencia confiada a la voluntad divina.

Esperanza: En medio de las pruebas y la incertidumbre, San José mantuvo viva la esperanza en la promesa de Dios. Su esperanza se convirtió en una luz que guió sus pasos y le permitió perseverar en el camino de la fe.

Caridad: San José amó a Jesús con un amor paternal, protegiéndolo y educándolo como un padre. También amó a María con un amor casto y desinteresado, siendo un esposo fiel y protector.

Modelo para nuestro tiempo:

En un mundo marcado por la incertidumbre y el relativismo, San José se presenta como un faro de esperanza y un modelo de vida cristiana. Su fe, esperanza y caridad nos invitan a seguir sus pasos y a construir nuestras familias sobre los sólidos cimientos del Evangelio.
Glorioso Patrirca San José, intercede por nosotros.

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