TERESA DE JESÚS, EL ENCUENTRO CON CRISTO.
El problema que tenemos hoy es cómo hemos de sentir a Dios, o qué es una relación con Cristo. Santa Teresa tiene una primera experiencia de Cristo en contacto con la meditación de sus misterios, «procuraba representar a Cristo dentro de mí y hallabame mejor de las partes adonde le veía más solo». Una primera experiencia que pronto se revela insuficiente. Era solamente ella la que levaba la relación «no había amor de Dios» comenta en (V4, 1)
Para que Jesús sea amigo definitivo aún debe acontecer un último paso hacia la humanidad de Cristo. Buscó durante un tiempo el encuentro con Dios en la oración sin la meditación del Jesús histórico, como un encuentro. Era un engaño y tentación, otra vez una relación con Dios solo basándose en sí misma, era una oración sabrosa pero sin rostro amado del Señor. El encuentro definitivo con la Humanidad de Cristo es presencia indudable de Él y una pasión reciproca, pasión por el cuerpo de Cristo vivo en la Iglesia. Una presencia adonde «divino y humano junto es siempre compañía». Es larga la vida y hay en ella muchos trabajos y hemos de menester mirar a nuestro dechado Cristo como los pasó…es muy buena compañía el buen Jesús para no nos apartar de ella. (VI M7, 13)
El encuentro con Cristo en fundamenta, gracia total y alegría de la vida. Él nos ama primero y nos queda a nosotros el buscar, esperar, desear, orar, gritar, despertarnos a su presencia «mire que le mira». En esto nadie puede suplir nuestra búsqueda. Lo encontraremos en las cruces más dolorosos de la vida.
Hermanas Carmelitas