Rincon Carmelitano

LAS BIENAVENTURANZAS 

 UN MENSAJE DE FELICIDAD

  Las bienaventuranzas muestran muy bien que entre la antigua alianza y la nueva alianza existe a la vez una gran continuidad y una novedad profunda. Resulta significativo que Jesús adopte el género literario de la bienaventuranza y no el lenguaje legislativo: no da una,  serie de mandamientos, como lo había transmitido Moisés, sino que señala las actitudes que llevan a la felicidad. Mejor dicho, que proclama qué personas, con su estilo de vida, están en el camino de la felicidad autentica .

 Jesús trae la buna noticia a los pobres, a los que sufren, a los que lloran, a los necesitados… Todos ellos son proclamados felices y se les anuncia que su situación cambiará radicalmente y participarán en el gozo pleno del Reino de Dios. No se dice que sean felices porque su comportamiento es mejor que de otras personas, sino porque reciben la misericordia  de Dios, que siempre está al lado de los maltratados y oprimidos. Ellos son los destinatarios de la predilección divina: así lo habían recordado a menudo los profetas de Israel, y en Jesús este anuncio se hace realidad. 

Meditar y orar las bienaventuranzas supone en primer lugar mirar y admirad la vida de Jesús, pobre y humilde, misericordioso…, que recibe del Padre el reconocimiento que los hombres les niegan. Supone también sentirse cercanos y solidarios con todos aquellos que sufren en su propia carne la pobreza el hambre, el dolor o la incomprensión, sabiendo que Dios está a su lado.  Y por supuesto acercase a las bienaventuranzas con actitud orante en este mes que lo dedicamos a los Santos y difuntos que muchísimos de ellos las vivieron, de nuestros familiares, amigos…, ahora está gozando del Reino que Dios nos tiene preparado, y seremos FELICES

                                  HERMANAS CARMELITAS

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