EN TU RESURRECCIÓN, OH CRISTO, HEMOS RESUCITADO TODOS
Todo lo que Jesús hizo y dijo revela su verdadero sentido porque se manifiesta verdadero. Confió en el Padre hasta la muerte y el Padre lo libró de la muerte, haciendo mucho más que devolverle la vida; le convirtió en primogénito, el primer nacido del nuevo mundo que Jesús había anunciado, juez de vivos y muertos, última referencia de todo lo que existe. Y podemos tener la confianza de que todo lo sucedido en él está destinado a suceder en nosotros, porque él mismo nos ha asegurado que quienes creen en él no morirá para siempre y participará de su vida gloriosa.
En Jesús descubrimos que la muerte física no es el final de nuestra existencia porque Dios nos ha creado por amor y para el amor: para ser miembros de su familia, para compartir su vida. Un amor que es desde siempre, tiene que ser también para siempre. En la resurrección de Cristo se confirma su anuncio. AL mismo tiempo, descubrimos que el dolor, el sufrimiento, las muertes de cada día, no frustran la realización de nuestra existencia. Las cosas, los afectos, los triunfos son secundarios para el cristiano.
Gracias a la Resurrección de cristo sabemos que el amor gratuito de Dios (que es lo que le da sentido a nuestra vida) no nos puede fallar y no tenemos miedo, porque estamos seguros que ni la muerte, ni la vida, ni otra criatura alguna, nos podrá separar de Cristo Jesús.
¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELEUYA! ¡DELICES PASCUA DE RESURRECCIÓN!
Hermanas Carmelitas