María, Madre de los enfermos
La próxima semana celebraremos la fiesta de Ntra. Sra. de Lourdes, día en que la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Enfermo. En este momento histórico concreto, en el que la enfermedad ha tocado profundamente al ser humano, nuestra sociedad ha recuperado la conciencia de cómo es de importante cuidar al enfermo. A causa del Covid-19 hemos agradecido la sanidad de la que disfrutamos, hemos valorado mucho más al personal sanitario, y nos hemos sensibilizado en todo aquello que está relacionado con el cuidado de la vida y de la salud.
Aunque en esta pandemia nos hemos dado cuenta que el cuidado del enfermo no implica únicamente la dimensión sanitaria, sino que son muchos los aspectos y circunstancias que en la enfermedad merecen ser atendidos. Especialmente la soledad y la imposibilidad de acompañamiento espiritual han sido una realidad dramática para muchos hermanos nuestros que han tenido que enfrentarse a esta dura enfermedad en los últimos meses, y muchos que ahora también así lo están viviendo.
Cuidar no es solo sanar, sino también escuchar, acompañar, y hacer más llevadero el sufrimiento y la debilidad que afloran en tantos enfermos cuando sus dolencias van aumentando y su situación se vuelve irreversible. En estos momentos, hay personas que con sencillos gestos de amor, compasión y comprensión son verdaderamente consoladores y sanadores de sus hermanos.
Este año, la jornada del enfermo nos invita a las comunidades cristianas a que cuidemos a nuestros hermanos, a que afinemos en nuestra capacidad de acompañar a los enfermos en sus dificultades, en su sufrimiento, en su debilidad. La Iglesia está llamada a socorrer y aliviar a aquellos que comparten con Cristo los dolores de la cruz. Y en ello, nosotros, de forma individual deberíamos hacernos la firme propuesta de ejercer esta misión de consolar y acompañar a quienes experimentan en su vida la cruel herida de la enfermedad.
Especialmente encomendamos esta tarea de ayuda y alivio a la Virgen María, madre de los enfermos. La hospitalidad de Lourdes en la diócesis de Valencia encarna esta presencia eclesial de atención y acompañamiento de nuestros hermanos sufrientes. Cada año, al peregrinar hasta el lugar de las apariciones, este grupo de cristianos acompaña a los enfermos a este encuentro con María, que en su amor maternal acoge y abraza a los enfermos. En esta clave, nos animan a celebrar juntos la fe, orando juntos a María para que sea consuelo y esperanza de todos los enfermos de nuestro mundo.
El próximo jueves celebraremos en nuestra comunidad la Eucaristía por todos los enfermos en esta fiesta de la Virgen de Lourdes, para que el Señor nos ayude a cuidar y acompañar a los que sufren, y para que María, madre y consoladora de los afligidos, sea siempre un signo del amor de Cristo para quienes viven cada día enfrentándose a la enfermedad.
Quique, vuestro cura.