¡Ven Corazón Sagrado!
Tras la celebración de la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo, la Iglesia universal cierra el ciclo de fiestas que siguen al tiempo pascual celebrando el Sagrado Corazón de Jesús, de gran arraigo y devoción en nuestro país, y también en Villar del Arzobispo. No obstante, parece en algunas ocasiones que esta difundida devoción que nos acerca a contemplar el corazón de Cristo, como lugar donde reside y queda concretado el amor de Dios por nosotros, ha perdido cierta vigencia, o ha quedado obsoleta.
Nada más lejos de la realidad, sobre todo si hacemos un análisis serio sobre las necesidades del ser humano en este momento histórico, y aquello que en Jesucristo podemos encontrar. No podemos negar que sigue siendo una necesidad fundamental para el ser humano en el sentido más trascendental de su existencia, tener en el transcurso de la vida la experiencia del amor profundo, auténtico e incondicional. Una búsqueda que quizás estemos realizando equivocadamente en muchos lugares y realidades, que son pasajeras y efímeras, y no nos permiten tener esta experiencia del amor auténtico e incondicional.
Esto es lo que configura el sentido de la contemplación y la devoción al corazón de Jesús. Necesitamos aprender del corazón del Señor, en el que reside la gracia y el amor más puro, para poderlo imitar en misericordia, entrega y sencillez. Queremos compartir del corazón del Señor su forma de amar, su perdón, su acogida, su comprensión. El deseo es que Cristo nos impregne del amor que nos comunica, que es al amor con que el Padre ama al Hijo, y con el que ama a todos los hombres, que en Cristo hemos sido hechos hijos de adopción.
Cada canto, cada oración, la misma liturgia del Sagrado Corazón nos quieren calar del amor de Jesucristo; es el reinado de su caridad el que los cristianos tenemos que querer implantar, y es de su corazón traspasado en la cruz del que tenemos que aprender, para continuar la obra de redención en el mundo, iniciada por Cristo crucificado.
Durante esta semana, con el triduo previo a la Solemnidad del Sagrado Corazón, podemos renovar el sentido de esta celebración, comprendiendo el verdadero y profundo sentido del amor de Dios, representado en el Corazón de su hijo. Tres días que con la Palabra de Dios, la Eucaristía, la reflexión comunitaria, y la Adoración del Santísimo Sacramento, nuestro corazón y nuestra vida de fe se van preparando para renovar en esta Solemnidad la consagración de nuestra vida y nuestra comunidad al amor de Jesucristo, entregándonos en cada momento para convertir el mundo en un lugar de entendimiento, paz y reconciliación.
Ven Corazón Sagrado, ven y renueva en nuestra vida la fuerza y el poder renovador del amor de Dios que nos hace crecer en santidad, para ir configurándonos y asociándonos con el amor de Jesucristo, el único que tiene poder para salvar y renovar el mundo.
Feliz fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.
Quique, vuestro párroco.