Editorial

TIEMPO DE VACACIONES.

  • Las vacaciones son una oportunidad para desconectar de las preocupaciones y el estrés del día a día, y conectar con Dios, con nosotros mismos y con los demás. Podemos aprovechar este tiempo para cultivar nuestra vida espiritual, dedicando más tiempo a la lectura de la Palabra de Dios, a la participación en los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación, y a la oración personal y comunitaria.
  • La oración es el diálogo de amor entre Dios y el hombre, es el alimento del alma, es la fuente de la paz y la alegría. La oración nos ayuda a conocer mejor a Dios, a descubrir su voluntad para nuestra vida, a agradecerle sus dones, a pedirle perdón por nuestros pecados, a interceder por las necesidades de nuestros hermanos y a alabarle por su grandeza y bondad. La oración nos transforma y nos hace más semejantes a Cristo.
  • Para orar no hace falta ir a un lugar especial o seguir un método determinado. Podemos orar en cualquier momento y lugar, con las palabras que broten de nuestro corazón o con las que nos ofrece la Iglesia. Podemos orar con el rosario, con el breviario, con las lecturas del día, con los salmos, con las devociones populares, con los cantos, con el silencio… Lo importante es orar con fe, esperanza y amor, abriendo nuestro corazón a Dios y escuchando su voz.
  • Las vacaciones también son un tiempo propicio para vivir la caridad, el mandamiento principal que nos dejó Jesús. Podemos practicar la caridad en nuestra familia, siendo más atentos, comprensivos y serviciales con nuestros padres, hijos, hermanos o cónyuges. Podemos practicar la caridad con nuestros amigos, compartiendo momentos de diversión, de conversación, de apoyo mutuo. Podemos practicar la caridad con los más necesitados, colaborando con alguna obra social o misionera de la Iglesia o de alguna ONG cristiana.
  • Las vacaciones no son una excusa para olvidarnos de Dios o para relajar nuestra moral. Al contrario, son una ocasión para crecer en nuestra relación con Él y para testimoniar nuestra fe con nuestras palabras y obras. No podemos ser cristianos a tiempo parcial: a Jesús se le sigue siempre o no se le sigue. Somos cristianos en casa y en la Iglesia, en el lugar de trabajo y en el lugar de descanso, en verano, en este tiempo ee vacaciones

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