Peregrinando de Pascua en Pascua:
El Triduo Pascual, un viaje hacia la vida eterna
El Triduo Pascual, corazón del año litúrgico, nos invita a un peregrinaje espiritual de inmensa profundidad. Desde el Jueves Santo, con la institución de la Eucaristía y el sacerdocio, hasta la Vigilia Pascual y la celebración jubilosa de la Resurrección, recorremos un camino de reflexión, oración y celebración que nos adentra en el misterio central de nuestra fe: la victoria de Cristo sobre la muerte.
En este viaje, la liturgia nos guía a través de los momentos culminantes de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Contemplamos la entrega total del Hijo de Dios en la Cena del Señor, su agonía en el Huerto de Getsemaní y su humillación ante Pilato y Herodes. Compartimos el dolor de su crucifixión y descendemos con Él al sepulcro, meditando en el silencio del Sábado Santo.
Pero la oscuridad no tiene la última palabra. La Vigilia Pascual irrumpe con la luz radiante de la Resurrección. Cristo, vencedor de la muerte, nos abre las puertas a la vida eterna. El triunfo de la vida sobre la muerte se hace realidad en Él, y nos invita a participar de su victoria.
Como cristianos, peregrinamos de Pascua en Pascua. Cada celebración de la Eucaristía nos recuerda el paso de Jesús de la muerte a la vida, y nos impulsa a seguir sus pasos. En este Triduo Pascual, renovamos nuestro compromiso bautismal y nos fortalecemos en la esperanza de la resurrección.
El Triduo Pascual es una llamada a la conversión. Mirando a Jesús, aprendemos a morir al pecado y a resucitar a la gracia. Su entrega nos enseña el valor del amor sacrificial, y su resurrección nos llena de confianza en la vida eterna.
En este viaje de fe, no caminamos solos. La Iglesia, comunidad de creyentes, nos acompaña y sostiene. Unidos en oración y celebración, experimentamos la fuerza del amor de Dios y la alegría de la victoria de Cristo.
Contemplemos el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Aprendamos de su entrega y abramos nuestro corazón a la esperanza. Que la luz de la Pascua ilumine nuestro camino y nos impulse a vivir como resucitados con Cristo.
En este Triduo Pascual, dejémonos llevar por la gracia de Dios y renovemos nuestro compromiso de fe. Sigamos los pasos de Jesús hacia la vida eterna, con la certeza de que su victoria es también nuestra victoria.